Son entidades que cuentan con importantes cantidades de dinero disponible para invertir en activos (acciones, bonos, inmuebles). Se incluyen las gestoras de fondos de inversión y planes de pensiones, las compañías de seguros, bancos, etc. A estos inversores se les presupone mayor cualificación, conocimiento y experiencia, por lo que el grado de protección que les ofrece la normativa es inferior que el de los inversores minoristas (particulares).