La internacionalización de una compañía es el proceso por el cual una empresa se abre a los mercados extranjeros con el objetivo de captar una mayor cuota de mercado. En este sentido, normalmente, las empresas se internacionalizan porque buscan aumentar o expandir sus operaciones. Así, las ventajas de entrar en los mercados internacionales consisten en la generación de mayores ingresos y de demanda con la creación de economías de escala, nuevas oportunidades de inversión, la diversificación y la reducción de costes, entre otras.
En la medida en que los mercados se globalizan a un ritmo cada vez más acelerado, la internacionalización sigue siendo considerada como una de las estrategias más viables para que las empresas mejoren su competitividad y alcancen un crecimiento sostenible. Ahora bien, la decisión de adentrarse en los mercados internacionales exige un estudio previo de la estrategia de entrada más adecuada, en el que se analicen aspectos como la inversión requerida, los costes a soportar, el grado de penetración en el mercado destino y la idoneidad del entorno empresarial en un posible país o región de acogida. No hacer esta evaluación de forma correcta puede conducir a resultados empresariales adversos, a pesar de haber realizado una fuerte inversión.
Por tanto, encontramos diversas formas de acceder a los mercados internacionales, desde los métodos tradicionales menos arriesgados de exportar directamente productos al extranjero, a la apertura de sucursales y la suscripción de alianzas internacionales.
Apertura de sucursales y acuerdo de alianzas internacionales
La apertura de sucursales es una opción interesante para las empresas que buscan una presencia operativa directa en el país extranjero. Esto se debe a que las sucursales son divisiones administrativas, esto es, establecimientos secundarios de la empresa matriz, que se crean en otro lugar, con el fin de aumentar su capacidad de alcance.
Sin embargo, las sucursales no gozan de una plena autonomía de gestión, ya que, aunque a menudo pueden llevar a cabo la mayor parte o la totalidad de las transacciones que normalmente se realizan en la sede central, una sucursal no tiene autoridad para cambiar o hacer una política diferente o actuar de forma independiente de la sede central. Consecuentemente, no tiene personalidad jurídica propia, alcanzando sus obligaciones y deudas a la empresa matriz.
Otra manera, como hemos mencionado, de entrar en un nuevo mercado es a través de alianzas estratégicas. Así, estas alianzas consisten en acuerdos entre dos o más empresas durante un tiempo determinado para entrar en un mercado extranjero. Una de las formas más comunes de materializar dichos acuerdos es a través de una Joint Venture, en la que dos o más empresas combinan sus recursos y experiencia para alcanzar un objetivo común (ya sea la creación de una nueva empresa o el desarrollo de un proyecto), con el objetivo de compartir el control, el riesgo, los beneficios y los gastos. Por ello, las Joint Ventures posibilitan acceder al mercado mundial de forma más económica y eficaz.
Ahora bien, constituir una Joint Venture con otra empresa puede resultar complejo en cuanto al tiempo y el esfuerzo necesarios para establecer una relación comercial satisfactoria, pudiendo surgir numerosas discrepancias en cuanto al grado de participación de cada empresa, los objetivos a alcanzar y en cuanto a la gestión de la Joint Venture.
Cabe destacar que, si se establece la Joint Venture con un socio local, existen numerosas ventajas, ya que este socio suele tener el know how necesario, con conocimiento del mercado y sus tendencias, y son especialmente valiosos si tienen una marca reconocida y/o importantes relaciones con clientes.
En cualquier caso, se opte por una u otra vía, es preciso sopesar todas las ventajas e inconvenientes para garantizar que la estrategia de internacionalización es la adecuada y se realiza con éxito.